Enfermería: Cuidados Humanizados, 14(1)
enero-junio 2025
10.22235/ech.v14i1.4303
Editorial
Pensar las artes y la poesía en la investigación cualitativa crítica en Latinoamérica e Iberoamérica
Thinking About Arts and Poetry in Critical Qualitative Research in Latin America and Ibero-America
Pensar as artes e a poesia na pesquisa qualitativa crítica na América Latina e Ibero-América
Eva Marxen1 ORCID 0000-0002-2140-4982
Luis Felipe González2 ORCID 0000-0001-8053-5926
1 Investigadora independiente, Estados Unidos, espai_dart@yahoo.es
2 Universidad Santo Tomás, Colombia
En esta editorial describimos las posibilidades de uso de las artes y de la poesía dentro de la investigación cualitativa, más allá del uso de técnicas e instrumentos cualitativos clásicos, como es el caso de la entrevista tradicional y el grupo focal. Relacionamos los dispositivos artísticos y poéticos con las ya existentes prácticas sofisticadas de las artes críticas y políticas, así como el legado de la investigación acción participativa en Latinoamérica.
Proponemos una investigación cualitativa crítica con las artes que se diferencia en varios aspectos del Art Based Research (la investigación basada en las artes, ARB por sus siglas en inglés), tal como se ha desarrollado en el mundo anglosajón, principalmente en Estados Unidos.
Nos distanciamos de la consideración de las artes como meras herramientas de investigación que se pueden aprender “sobre la marcha” y sostenemos, en cambio, una dedicación continua y asidua a las artes y la poesía. Particularmente consideramos crucial que el investigador conozca el panorama actual de los debates artísticos y poéticos.
Al mismo tiempo, ponemos énfasis en las capacidades de reflexiones críticas sobre las artes y la poesía y, en particular, sobre su empleo en el proceso de investigación. El análisis crítico es importante a la hora de evaluar los proyectos de investigación relacionados con las artes, así como para ejercer una práctica ética. Reprochamos a la ABR una visión a menudo demasiado positiva o incluso esencialista de las artes en forma de clave automática para democratizar el proceso de investigación, para interrumpir los discursos dominantes y para dar voz a los que estos discursos han silenciado. (1-4) Aunque apoyamos fuertemente estos puntos como objetivos, advertimos contra una creencia ciega en estas supuestas capacidades de las artes. Pueden operar para afirmar los derechos democráticos y como sitios de inclusión, pero también como sitios de exclusión. (2, 5) Igualmente, un arte careciente de visión crítica puede apoyar discursos hegemónicos y tenemos ejemplos tristísimos en la historia del arte de artistas, escritores, dramaturgos que han servido a la propaganda de regímenes nazi y fascistas. (6) Finalmente, conviene revisar cómo se da la voz de colectivos silenciados y cómo se diseminan los resultados. (1, 7-10)
Tampoco hay que engañarse con las “falsas democratizaciones”, (11) ya que en un contexto académico la relación entre investigador e investigado por defecto no puede ser del todo democrática, y conviene no perder de vista los desequilibrios de poder. (12, 13) Sin embargo, a través de las artes, sí empeñamos todos nuestros esfuerzos para flexibilizar las jerarquías sin pretender su abolición completa.
Por lo expuesto preferimos operar con el concepto del dispositivo artístico y poético para dar cuenta a esta criticabilidad. Entendemos el dispositivo en el sentido de Foucault (14) como una formación que responde a una inquietud contemporánea emergente. Consiste en una red de elementos dispersos, pero a la vez interconectados, que resulta de la relacionalidad entre saber y poder. Es un movimiento circular en el que “los agentes implicados participan procesalmente en la reproducción del dispositivo”, (15) por lo que el dispositivo es crucial para producir sujeto. (16) En el contexto de la investigación, aspiramos a dispositivos capaces de enfrentar al poder y a los discursos hegemónicos, precisamente a la tríada compuesta por el capitalismo, el patriarcado y el colonialismo; es decir, deben tomar forma de contra-dispositivos. (8)
En este contexto insistimos en la inclusión de muchas referencias de artistas que con sus obras han demostrado una visión crítica y política del mundo en que vivimos. Insistimos también en abundantes referencias a artistas y poetas profesionales, con un enfoque especial en Latinoamérica, referencias que vemos se omiten frecuentemente en la ABR. Se trata de aprender de ellos y de sus capacidades para desarrollar un discurso crítico y, de este modo, cambiar el statu quo de la sociedad. Necesitamos el saber de los artistas y poetas críticos para construir y ampliar nuestras epistemologías académicas. (8)
En este sentido, tampoco estamos de acuerdo con el uso laxo del término artista. Para nosotros un artista es un profesional que sabe sostener un discurso más o menos coherente y de forma sostenida en el tiempo. Esto no es algo que se pueda exigir, normalmente, a los participantes de un proyecto de investigación. Un punto fuerte de anclaje en Latinoamérica es el ya existente potente legado del arte crítico como forma de resistencia contra las opresiones políticas, sociales y económicas. En este sentido, nos referimos por ejemplo a artistas y colectivos contemporáneos como Iconoclasistas, el Archivo Caminante (ambos de Buenos Aires), Mujeres Creando (La Paz), Danny Reveco y Las Tesis (todas de Chile). Ya antes destacaban con una enorme capacidad de lucha política y eficacia simbólica los colectivos Tucumán Arde, CADA, el dúo Las Yeguas del Apocalipsis con Pedro Lemebel en Chile, así como muchos movimientos populares contradictatoriales como las Arpilleras chilenas, el Siluetazo en Argentina y más recientemente las resistencias contra la explotación neoliberal de los estallidos en las calles de Chile y Colombia, para nombrar algunos. (8, 17, 18)
A nivel de investigación cualitativa académica, hacemos hincapié en la fuerte tradición de la investigación acción participativa (IAP) que nació en Latinoamérica, precisamente de parte de Fals Borda en Colombia. (19) Se trata de un método de investigación y aprendizaje colectivos que se caracteriza precisamente por la democratización del proceso de investigación en todas sus fases: definición del tema, de los objetivos, de los participantes, de la metodología y de la diseminación. Se aspira a un análisis crítico de la realidad con la participación activa de los grupos implicados para conseguir una transformación y el cambio político y social. El dúo Iconocalsistas es en este sentido un excelente ejemplo de combinación y fusión entre las artes, el diseño y las cartografías críticos con la IAP. (7, 8, 20, 21)
Ante las precisiones hechas anteriormente, frente al distanciamiento que realizamos a las prácticas investigativas que realiza el ABR, es preciso reflexionar sobre el impacto actual que tiene el arte y la poesía en el contexto latinoamericano, visto desde una perspectiva centrada en la investigación cualitativa crítica. ¿Por qué difundir y desarrollar esta forma de investigación en Latinoamérica? Proponemos dos líneas de desarrollo para abordar esta pregunta y proponer estrategias prácticas y contextualizadas para una incorporación ética de las artes y la poesía en la investigación cualitativa.
Una primera línea de desarrollo es considerar y aprehender los conocimientos del arte y la poesía como aportes fundamentales a la investigación cualitativa. No consideramos el arte ni la poesía como un capricho o una moda para ser considerados vanguardistas en el seno de la investigación cualitativa. Como lo sostienen Denzin y Lincoln, (22) dentro de la periodización que realizaron de la evolución de la investigación cualitativa, la fase considerada como investigación posexperimental se consideró como clave para una reorientación de la crisis de la representación, expresada en movimientos como la deconstrucción, (23) el posestructuralismo (24) y la crítica a la manera como se validaban en ese momento los métodos de investigación en una época marcada por el positivismo. (25) De este modo, los investigadores optaron por experimentar con alternativas narrativas para poder recopilar y dar sentido a la experiencia vivida, las cuales involucraban el uso de “representaciones literarias, poéticas, autobiográficas, conversacionales, críticas, visuales y performativas…”. (22) Gracias a este giro narrativo (26) se comenzaron a crear lazos entre las humanidades y las ciencias humanas y sociales para crear narrativas con sentido de colaboración y “abiertas a múltiples voces”. (26) Nos detenemos en el puente generado entre las humanidades y las ciencias humanas y sociales ya que, a partir de ese momento, es cuando el mundo de la investigación cualitativa se ha empezado a nutrir de los conocimientos de las artes, a favor de resultados creativos y heterodoxos en procesos de investigación. En consecuencia, es necesario resaltar los conocimientos que el arte ofrece para expandir los límites de la investigación cualitativa. Sin duda, uno de estos aportes se da en términos de la apertura semántica e interpretativa para comprender la realidad. La obra abierta propuesta por Eco, (27) por ejemplo, implica un descentramiento del poder interpretativo de la obra por la obra, ampliando su sentido a la perspectiva del espectador, del lector.
Una segunda línea de desarrollo es la apertura del arte y la poesía para expandir la subjetividad. Consideramos la posibilidad de comprender la subjetividad como un acto narrativo, en el sentido de su construcción progresiva, permanente y en constante desarrollo. Como lo va a afirmar Bruner, (26) el yo se convierte en un contador, un narrador de relatos, mediados por una serie de narraciones que se van estructurando de acuerdo a las circunstancias históricas, sociales y culturales. También, gracias a estrategias metodológicas centradas en las artes, como los dispositivos poéticos y artísticos, podemos promover el rescate del sentido subjetivo, entendido en tanto la manera como las personas viven sus experiencias. Esto se puede ver expandido por el arte y la poesía para dar cuenta de lo vivido, el contar la experiencia, frente a la vivencia, que no se puede separar de lo vivido. Así: “la configuración subjetiva representa un sistema auto-organizado en proceso, que genera sus propias alternativas a lo largo del mismo”. (28)
Figura 1: Investigaciones propulsivas, Eva Marxen, 2019. Congreso Internacional de Investigación Cualitativa. Universidad de Illinois Urbana Champaign, EE.UU.
Figura 2: La ficción, Luis Felipe González, 2023. Bogotá. Taller de creación poética y narrativa. Universidad Santo Tomás, Colombia.
De este modo, las personas vinculadas a experiencias de la investigación cualitativa podrían recrear sus experiencias particulares, mediadas por el arte y la poesía, dando sentido subjetivo y ampliando sus significados sobre sí mismos y sobre otros. En Latinoamérica existe un vasto mundo de posibilidades para diseñar proyectos de investigación centrados en las artes y la poesía, dado el aporte valioso de artistas y poetas que desde sus universos de creación pueden ofrecer a los investigadores cualitativos. Asimismo, en Latinoamérica hay una capacidad importante para construir puentes, conexiones y relaciones entre diferentes campos de conocimiento, cuerpos teóricos, metodologías y escuelas de pensamiento de una manera creativa y menos dogmática como por ejemplo en Europa o Estados Unidos, donde estos intentos de combinación son menos usuales, ya que las disciplinas están delimitadas de una manera más rígida e incluso se sanciona la subversión de campos. (29)
La investigación con las artes se ha expandido en las últimas dos décadas ciertamente en las ciencias sociales (sobre todo García Canclini (30) en Latinoamérica, Buxó & de Miguel (31) en España) y la educación (Mulvihill & Swaminathan(32)). En el campo de la salud se han observado también avances (Jofré et al., (33) Marxen & González, (8, 7) Fonseca et al., (34) todos para el contexto iberoamericano), aunque se trata probablemente del campo donde se encuentra más resistencia por la todavía hegemonía del positivismo, la investigación cuantitativa, la investigación basada en las evidencias. Sin embargo, autoras como Gilroy (35) han mostrado que la evidencia es siempre un constructo histórico, social y político. No obstante, igualmente en la salud y la salud mental se recurre cada vez más a las artes durante las distintas fases de los proyectos de investigación. En este sentido, ofrece instrumentos para la autoinspección que sirven como soporte para la reflexividad, así como la colección de información, donde cuenta con la ventaja de una comunicación simbólica, indirecta y segura en comparación con la comunicación exclusivamente verbal. De este modo, los participantes pueden comunicar asuntos sensibles, o incluso traumáticos, que son delicados para la expresión verbal. Para la etapa de la difusión de los resultados de la investigación, las artes ofrecen maneras más amplias de diseminación que permiten llegar a públicos no académicos, incluyendo a los pacientes, administradores y gerentes. (36, 37) Con la ayuda de las artes se aspira a generar cambios en los grupos destinatarios: pacientes, gerentes y profesionales sanitarios. Asimismo, las artes sirven para transmitir mensajes de salud pública y también pueden ayudar a una comprensión más empática de los profesionales sobre asuntos de sus pacientes. También, la investigación en salud y salud mental, mediada por las artes, permite poner en escena el mundo de la experiencia humana, lo que promueve la construcción social de lo que se entiende por bienestar y salud. Asumimos la construcción social como un “conjunto de ideas que están en constante movimiento y cambio”. (38) Además de ello, las artes promueven la transformación vincular de las relaciones, pasando de experiencias no generativas (centradas en el déficit) a experiencias generativas. De acuerdo con las propuestas sistémicas, el arte se consideraría el pretexto para la evolución de relaciones sociales, mediadas por el vínculo que une dichas relaciones. (39)
Sin duda alguna el camino para promover las artes y la poesía en la investigación cualitativa se vuelve en una premisa que debe ser promovida en los contextos de la salud y la salud mental a través de investigaciones que incentiven el trabajo interdisciplinar entre los artistas, colectivos sociales, poetas junto con los investigadores cualitativos, en un trabajo de colaboración permanente, sin jerarquías ni pretensiones por parte de los investigadores, como detentores del saber; por el contrario, es menester considerar la conjunción de arte, poesía, e ir hacia una tríada transformadora de la experiencia cotidiana de las personas. De igual modo, debe considerarse una manera alternativa para difundir los resultados de investigación de una forma artística, integrando los saberes de las comunidades con las que se trabaja con los dispositivos artísticos y poéticos construidos para mostrar el impacto de dichas investigaciones a comunidades académicas y no académicas.
Referencias bibliográficas:
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Enfermería: Cuidados Humanizados, 14(1)
enero-junio 2025
10.22235/ech.v14i1.4303
Editorial
Thinking About Arts and Poetry in Critical Qualitative Research in Latin America and Ibero-America
Pensar las artes y la poesía en la investigación cualitativa crítica en Latinoamérica e Iberoamérica
Pensar as artes e a poesia na pesquisa qualitativa crítica na América Latina e Ibero-América
Eva Marxen1 ORCID 0000-0002-2140-4982
Luis Felipe González2 ORCID 0000-0001-8053-5926
1 Independent researcher, United States, espai_dart@yahoo.es
2 Universidad Santo Tomás, Colombia
In this editorial, we describe the potential use of arts and poetry within qualitative research, beyond the conventional techniques and tools such as traditional interviews and focus groups. We connect artistic and poetic dispositifs with already existing sophisticated practices of critical and political arts, as well as the legacy of participatory action research in Latin America.
We propose a critical qualitative research approach incorporating the arts, differing in various aspects from Art-Based Research (ABR for its acronym in English) as developed in the Anglo-Saxon world, particularly in the United States.
We distance ourselves from viewing the arts as mere research tools that can be learned “on the fly” and argue, instead, for a continuous and assiduous engagement with arts and poetry. We particularly consider it crucial for the researcher to be aware of the current landscape of artistic and poetic debates.
Simultaneously, we emphasize the importance of critical reflection on the use of arts and poetry, especially in their application within the research process. Critical analysis is vital for evaluating art-related research projects and ensuring ethical practices. We criticize ABR for an often overly positive or even essentialist view of the arts as an automatic means to democratize research, disrupt dominant discourses, and give voice to those silenced by these discourses. (1-4) While we strongly support these aims, we caution against blind faith in the supposed transformative capacities of the arts. The arts can indeed affirm democratic rights and serve as inclusive platforms, but they can also function as spaces of exclusion. (2, 5) Moreover, art lacking a critical vision can support hegemonic discourses, as evidenced by historical examples where artists, writers, and playwrights served the propaganda of fascist and nazi regimes. (6) It is also necessary to examine how the voices of silenced communities are represented and how the research findings are disseminated. (1, 7-10).
Nor should we be fooled by “false democratizations”, (11) in an academic context the relationship between researcher and researched cannot be entirely democratic by default, and it is important not to lose sight of the imbalances of power. (12, 13) However, through the arts, we make every effort to make hierarchies more flexible, without aiming at their complete abolition.
For these reasons, we prefer to use the concept of the artistic and poetic dispositif to reflect this critical stance. We understand the dispositif in the Foucauldian sense, (14) as a formation responding to an emerging contemporary concern. It is a network of dispersed but interconnected elements resulting from the relationship between knowledge and power. It operates in a circular movement where “agents involved participate in the procedural reproduction of the dispositif”, (15) making the dispositif crucial for subject production. (16) In the context of research, we aim for devices capable of challenging power and hegemonic discourses, particularly the triad of capitalism, patriarchy, and colonialism, positioning the devices as counter-dispositifs. (8)
In this context we insist on including numerous references to artists whose works reflect a critical and political vision of the world we inhabit. We also stress the importance of referencing professional artists and poets, particularly from Latin America, as these references are often overlooked in ABR. It is essential to learn from them and their capacity to develop critical discourse to alter the status quo. We need the knowledge of critical artists and poets to build and expand our academic epistemologies. (8)
In this sense, we also disagree with the casual use of the term “artist.” For us, an artist is a professional capable of sustaining a coherent discourse over time —something typically not expected from participants in a research project. In Latin America, there is a strong tradition of critical art as a form of resistance against political, social, and economic oppression. We refer, for instance, to contemporary artists and collectives such as Iconoclasistas, Archivo Caminante (both from Buenos Aires), Mujeres Creando (La Paz), Danny Reveco and Las Tesis (all from Chile). Historical examples include Tucumán Arde, CADA, the duo Las Yeguas del Apocalipsis with Pedro Lemebel in Chile, and counter-dictatorial movements like the Chilean Arpilleras, el Siluetazo in Argentina, and more recent resistances against neoliberal exploitation seen in the uprisings in Chile and Colombia. (8, 17, 18)
In academic qualitative research, we emphasize the strong tradition of participatory action research (PAR), which originated in Latin America, specifically through Fals Borda in Colombia. (19) This method is characterized by collective research and learning, aiming for the democratization of the research process at all stages: defining the topic, objectives, participants, methodology, and dissemination. It seeks critical analysis of reality with active group participation to achieve political and social transformation. The Iconoclasistas duo exemplifies the fusion of arts, design, and critical cartography with PAR. (7, 8, 20, 21)
In view of the above considerations and our distinction from ABR practices, we must reflect on the current impact of art and poetry in the Latin American context from a perspective centered on critical qualitative research. Why disseminate and develop this form of research in Latin America? We propose two lines of development to address this question and suggest practical, context-sensitive strategies for the ethical incorporation of arts and poetry in qualitative research.
A first line is to consider and incorporate the knowledge derived from art and poetry as fundamental contributions to qualitative research. We do not view art or poetry as whims or trends meant to signal avant-garde status within qualitative research. As noted by Denzin and Lincoln (22) in their periodization of qualitative research evolution, the phase known as post-experimental research marked a key reorientation during the crisis of representation, expressed in movements like deconstruction, (23) poststructuralism, (24) and critiques of how research methods were validated during an era marked by positivism. (25) Researchers turned to experimental narrative alternatives for gathering and interpreting lived experiences, involving “literary, poetic, autobiographical, conversational, critical, visual, and performative representations…”. (22) Thanks to this, the narrative turn (26) forged connections between the humanities and the human and social sciences to create collaborative narratives “open to multiple voices”. (26) We emphasize this bridge between the humanities and the social sciences, as it marks the point when qualitative research began to draw from the arts, favoring creative and unorthodox outcomes. Consequently, it is vital to highlight the insights art offers to expand the boundaries of qualitative research. One notable contribution is the semantic and interpretive openness it provides for understanding reality. Eco’s concept of the open work, (27) for instance, implies a decentralization of the interpretative power of the work by the work, expanding its meaning to the perspective of the spectator, the reader.
A second line of development involves using art and poetry to broaden subjectivity. We consider the possibility of understanding subjectivity as a narrative act, one that is continuously constructed, evolving, and developing. As Bruner (26) asserts, the self becomes a storyteller, shaped by various narratives that are structured according to historical, social, and cultural circumstances. Through arts-centered methodological strategies, such as poetic and artistic devices, we can promote the recovery of subjective meaning, understood as how people experience their realities. This can be expanded by art and poetry to articulate experiences, illustrating the indivisible connection between lived experience and its recounting. Thus, “the subjective configuration represents a self-organizing system in process, which generates its own alternatives along the way”. (28)
Figure 1: Propulsive research, Eva Marxen, 2019. International Congress on Qualitative Research. University of Illinois Urbana Champaign, USA.
Figure 2: La ficción (Fiction), Luis Felipe González, 2023. Bogotá. Poetic and Narrative Creation Workshop. Universidad Santo Tomás, Colombia.
In this way, people linked to qualitative research experiences could recreate their particular experiences, mediated by art and poetry, giving subjective meaning and expanding their meanings about themselves and others. In Latin America there is a vast world of possibilities for designing research projects centered on the arts and poetry, given the valuable contribution of artists and poets who, from their creative universes, can enrich qualitative research. Likewise, in Latin America there is an important capacity to build bridges, connections and relationships between different fields of knowledge, theoretical bodies, methodologies and schools of thought in a creative and less dogmatic way than for example in Europe or the United States, where these attempts at combination are less usual, since disciplines are delimited in a more rigid way and even the subversion of fields might be sanctioned. (29)
Research with the arts has expanded over the past two decades, notably in social sciences (particularly García Canclini (30) in Latin America; Buxó and de Miguel (31) in Spain) and education (Mulvihill and Swaminathan (32)). Advances have also been seen in the health field (Jofré et al. (33); Marxen and González (8, 7); Fonseca et al. (34) for the Ibero-American context), although this is probably the field where most resistance is encountered due to the still hegemony of positivism, quantitative research, evidence-based research. However, authors such as Gilroy (35) have shown us that evidence is always a historical, social and political construct. Despite this, there is growing use of the arts in health and mental health research across different project phases, offering tools for introspection that support reflexivity, as well as data collection benefits through symbolic, indirect, and safer communication compared to exclusively verbal methods. This allows participants to express sensitive or traumatic topics that are difficult to articulate verbally. For disseminating research findings, the arts offer broader communication methods that can reach non-academic audiences, including patients, administrators, and managers. (36, 37) With the help of the arts, the aim is to bring about change in the target groups: patients, managers and healthcare professionals. Likewise, the arts serve to convey public health messages and can also help professionals to have a more empathetic understanding of their patients’ issues. Also, health and mental health research, mediated by the arts, allows for the staging of the world of human experience, which promotes the social construction of what is understood by wellness and health. We assume social construction as a “set of ideas that are in constant movement and change”. (38) In addition to this, the arts promote the relational transformation of relationships from non-generative experiences (deficit-centered) to generative experiences. According to systemic proposals, art would be considered the pretext for the evolution of social relationships, mediated by the link that binds such relationships together. (39)
Undoubtedly, the way to promote the arts and poetry in qualitative research becomes a premise that should be promoted in the contexts of health and mental health through research that encourages interdisciplinary work between artists, social collectives, poets and qualitative researchers, in a permanent collaborative work, without hierarchies or pretensions on the part of researchers, as holders of knowledge; on the contrary, it is necessary to consider the conjunction of art, poetry and go towards a triad that transforms people’s daily experience. Similarly, an alternative way to disseminate research results in an artistic way should be considered, integrating the knowledge of the communities with which we work with the artistic and poetic devices built to show the impact of such research to academic and non-academic communities.
Bibliographical references:
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Enfermería: Cuidados Humanizados, 14(1)
enero-junio 2025
10.22235/ech.v14i1.4303